La negación de la dignidad humana por parte del Vampiro

A la privación de la dignidad como medio de apropiación de energía nos hemos referido ya en el relato El administrador, que se puede encontrar en la página 97 del libro Vampiros energéticos, donde el encuentro con un Vampiro y con sus viles maneras de apropiarse de la energía vital contenida en la dignidad humana, desemboca en un sentimiento de inadecuación frente a la vida y en la sensación de encontrarse en una bifurcación: o nos resignamos a nuestra propia inferioridad o cambiamos camino y nos comportamos como el Vampiro. Es lo que le sucede a Massimo, el protagonista, en la continuación de la escena descrita a propósito de los síntomas de la agresión vampírica. Humillado por dos personajes que se obstinan a no responder a su saludo, Massimo cae presa de una extraña y enigmática visión de la condición en la que los Vampiros reducen a sus víctimas. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)

El esquema aparece en otros sitios, en particular en el relato, ya citado, La 1100 Belvedere, un relato fantástico, en el cual el protagonista, durante un viaje en coche con Chicca, su hijita de tres años, gracias al prodigio de un misterioso salto temporal se encuentra otra vez frente a sí mismo y a su padre cuando tenía la edad que él tiene en ese momento. En el centro del relato está la historia del protagonista cuando era un niño. Un niño (que como ya hemos dicho en la parte dedicada a los síntomas de la agresión vampírica) es considerado culpable de haber descubierto un secreto familiar que no debía descubrir, y por ello se ve brutalmente privado de la dignidad que antes podía gozar y confinado en una dimensión de ‘extrañeza’ y de permanente descrédito. Todo esto, obviamente, para poder decir que sus afirmaciones no son fidedignas. En esta conjura vampírica, el padre tiene un papel marginal en los daños que se causan a su hijo; de todas formas, se convierte en el cómplice ideal de los verdaderos persecutores del niño, su mujer y un ambiguo "amigo de la familia": de hecho, aunque sospecha la verdad, prefiere no verla, llegando a tomar la decisión de confiar su hijo, cuando su mujer se lo pide, a los cuidados del doctor Maggi, justo el personaje que está en el centro del indecible secreto familiar. Esta es la descripción que hace el padre de su hijo. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)

Y he aquí, la visión que tiene del niño el protagonista, finalmente libre , gracias a los prodigios de ese encuentro, de la señoría de las versiones oficiales del cómodo y libre querer a ese niño, el mismo, y a aceptarlo. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)

Y he aquí, finalmente, las reflexiones con las que el protagonista concluye la revisión de aquella edad en la que la dignidad de un inocente ha sido sacrificada a una exigencia superior, y la audaz decisión que resulta de ella. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)

En el relato Angelo, Iván, como ya sabemos, es un futbolista de gran talento cuyos problemas comienzan cuando Ángel, el capitán de su equipo, entra en competición con él. He aquí como los ojos de Angelo consiguen distorsionar grotescamente la figura de Iván, el cual, al contrario de sus adversarios, no alberga ningún sentimiento de competición hacia Angelo. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)

En el lenguaje de Angelo, la expresión sci-sci es la peor expresión que se puede reservar a un hombre. Sci-sci, de hecho, quiere decir chic e indica lo más artificial, sofisticado, privilegiado y afeminado que se pueda concebir. La reacción de Angelo será mortal y consistirá en negar a Iván su dignidad humana, usando precisamente el concepto de sci-sci, que bastará para desencadenar el odio de todo el barrio contra Iván. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)

Iván, privado de toda su energía vital trámite la negación de la dignidad e incapaz de reaccionar adecuadamente a anatema social que le ha lanzado Angelo, entrará en una crisis personal que no sólo le hará abandonar el fútbol, sino que tendrá graves repercusiones en su vida afectiva y en sus estudios.

También en el relato La máscara, que se puede encontrar en la página 127 del libro Vampiros energéticos, el tema de la negación de la dignidad se repite de modo dramático. Una madre-fantasma, que en vida había sentido amenazada su relación con la hija por la existencia del marido de esta última, se encuentra atrapada en una dimensión crepuscular en la que, sin llegar a comprender su propia condición de muerta, sigue atormentando a su hija de la misma manera que hacia cuando estaba viva. La modalidad usada, en vida y en muerte, para defenderse de esta amenaza, es obviamente intentar desacreditar al yerno delante de la hija, negando dignidad a su calidad humana. El marido es otra vez Massimo, el protagonista de Samuel Serrandi y El administrador, que según una costumbre en las historias de Mario Corte pasa de un relato a otro. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)


La negación del reconocimiento de los méritos por parte del Vampiro

La negación del reconocimiento de los méritos como modalidad de apropiación de la energía no se confunde con la negación de la dignidad humana, aunque a menudo las dos van juntas. Esta última tiene objetivos radicales y tiende a la completa infravaloración de un ser humano y de sus cualidades fundamentales, que se distorsionan y se presentan como defectos peligrosos o cuanto menos vergonzosos. La negación del reconocimiento de los méritos, al contrario, tiene unos objetivos más circunscritos y enfocados, que quieren limitar el radio de acción a alguien para que "no vaya demasiado lejos". Es un esquema vampírico que puede desencadenar en un ambiente donde la competición es parte del juego (por ejemplo en un puesto de trabajo o en ciertos ambientes de estudio) o en una comunidad cuyos componentes deberían colaborar unos con otros para conseguir un objetivo común, muy al contrario de lo que hacen.

El esquema de la negación de los méritos se desencadena a menudo en la familia, y en las relaciones de amistad está mucho más difundido de lo que se pueda creer. La modalidad de aplicación - como en todas las acciones vampíricas- es normalmente muy evidente y a veces se muestra sin ningún tipo de pudor, aunque, a pesar de ser muy dolorosa, raramente llega rápidamente a la conciencia de las víctimas.

Basta que una persona muestre una particular vocación para alguna cosa, o que obtenga éxitos en algún campo, o simplemente que desarrolle sus tareas - o viva la vida- con alegría, para que, sin ninguna duda, aparezca la sombra de un Vampiro en el horizonte.

Si el Vampiro es un potencial competido, desarrollará sus acciones a las espaldas del interesado, desacreditando los resultados obtenidos por este y sugiriendo que estos no tienen demasiado valor, o que se deben a la suerte, o a ciertos apoyos, o a un talento que se limita exclusivamente a un determinado campo y que nunca se podrían desarrollar si no hubiesen otras personas que le ayudan a subsanar sus carencias fundamentales, sacrificando en su lugar por pura generosidad.

En cambio, si el Vampiro es un amigo, o un familiar, o alguien que comparte un objetivo sustancial y positivo con aquella persona, estará más llevado a una acción de demolición destinada a minar la serenidad psicológica de la misma persona, sugiriéndole, en resumen, argumentos idénticos a aquellos que trabaja a espaldas del rival: "Te darás cuenta por ti mismo que al fin y al cabo tus meritos no tienen tanto valor, o si de verdad crees que lo tienen, no podrás negar que debes mucho a la suerte y a las personas que han subsanado tus carencias".

En la novela breve Expositio ad bestias, Mario es el tercero de cuatro hermanos; el primero, Antonio, ha muerto en la guerra; el segundo, Armando, es un inadaptado, al que las atenciones que su madre le procura no le dejan respirar; Giunta, la última en nacer, es una niña-adulta super-mimada, consentida y caprichosa. Mario ha sido siempre el verdadero eje de la familia, incluso ahora que se ha casado con Lucía; pero esto nunca le ha sido mínimamente reconocido. De hecho, Mario, según la filosofía familiar (apoyada sobretodo por su madre, Jole) no tiene ningún merito, sino que es "afortunado", y por ello le sacrifica frente a los otros hijos "menos afortunados", en particular Armando, el segundo, el cual se ha casado con Gina, una ultra-campeona de la mala suerte. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)

El verdadero Vampiro de esta historia, Jole, llevará hasta las últimas consecuencias la propia necesidad de infravalorar a Mario a favor de los otros hijos, y a la primera ocasión recurrirá incluso a las artes de una bruja, incluso un grupo de brujas, las cuales no harán sino oficializar las tendencias vampíricas de Jole, sugiriéndole que use la energía de su nieto, el hijo de Mario, para desviarla hacia sus otros dos hijos desafortunados. Caído en las manos de un hechizo mortal, el niño, antes de salvarse de manera realmente milagrosa, se arriesgará a morir a manos de su propia abuela, la cual, engañada por las brujas, acaba creyendo que su nieto, privado ya de toda su energía (el Agnisdè, como lo llaman sugestivamente las brujas con una corrupción dialectal de la expresión latina Agnus Dei), está de todas maneras condenado a morir. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)

La negación del reconocimiento de un mérito como forma de acción vampírica se repite en el ya citado relato La excavadora, que se puede encontrar en la página 109 del libro Vampiros energéticos y en el cual el protagonista, Michelino Cortese, que ha conseguido el tercer puesto en un concurso de diseño en el que habían participado todos los estudiantes de instituto de la ciudad, ni siquiera es mencionado por el profesor de diseño cuando éste felicita a la clase por los halagadores resultados obtenidos. Todos los elogios se dirigen a su compañero de banco, Santovito, que ha obtenido sólo el undécimo puesto y a Trotta, que ha llegado en el puesto noventa y ocho. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)

Cuando Michelino intentará obtener la solidariedad de la clase por la falta de reconocimiento, se encontrará con una pared y quedará completamente solo con el dolor de la injusticia sufrida. El Vampiro, en este caso, no se ha tenido que molestar, en hacer alguna acción: aprovechándose de su propia autoridad, se ha limitado a callar la verdad para obtener sin esfuerzo la infravaloración de los méritos de Michelino. Este, por otra parte, para recuperar la amistad que la clase le ha quitado, deberá recurrir a una especie de suicidio psicológico, no sólo renunciando a su propio mérito, sino incluso acabando por negar incluso su existencia. (Ir al texto Italiano, Inglés o Francés.)

 

 

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